27/5/15

Estrés en el embarazo 27-05-15


Estrés en el embarazo

Según recientes estudios, los hijos de madres que sufrieron estrés o depresión durante el embarazo tienen un riesgo mayor de desarrollar problemas de aprendizaje y conducta, y pueden además llegar a ser más vulnerables a la depresión y a la ansiedad a medida que crecen.

Los estudios reflejan una creciente evidencia de que el estrés y la depresión pueden tener efectos tempranos y durables en la vida de un niño. Si los descubrimientos siguen en pie, aseguran los expertos, podrían llevar a los profesionales que cuidan a embarazadas a incluir un seguimiento de la salud mental como rutina en los exámenes prenatales, lo que permitiría recomendar una terapia en casos de depresión.

"Podríamos intervenir antes -dijo la doctora Catherine Monk, profesora ayudante del departamento de psiquiatría del Colegio de Médicos y Cirujanos de Columbia, Estados Unidos-. El cuidado prenatal es ideal para el control de la salud mental, pero no lo hacemos."

Efectos sutiles

Los efectos del estrés en un feto han sido bien documentados en estudios de animales. En ratas, los investigadores encontraron que los bebes nacidos de madres con estrés mostraban cambios permanentes en la química del cerebro y en su comportamiento. En los humanos, hay evidencias de que las madres estresadas en el embarazo tienen más probabilidades de dar a luz antes de término y a niños de bajo peso.

Pero en los últimos años, los científicos han comenzado a estudiar efectos más sutiles sobre la salud mental de los niños luego del nacimiento y cómo se desempeñaban luego en su infancia. Algunos estudios brindaron visiones inesperadas respecto de la relación simbiótica entre la madre y el niño en gestación.

La doctora Monk observó el aumento y la disminución de los latidos del corazón del feto cuando su madre está bajo estrés. En un estudio, las mujeres que estaban en el tercer trimestre de embarazo se realizaron un control psicológico por depresión y ansiedad. Luego se les pidió que realizaran una serie de tareas de computadora que generan estrés. Como era de esperar todas ellas mostraron aumento de la frecuencia de sus latidos cardíacos, de la respiración y de la presión sanguínea.

Las respuestas de los fetos, en cambio, fueron variadas. Aquellos hijos de madres que estaban deprimidas o tenían una personalidad ansiosa, mostraron aumento en la frecuencia cardíaca. Por el contrario, la de los fetos cuyas madres estaban emocionalmente sanas no mostraron fluctuaciones.

Monk aseguró que los fetos no estaban simplemente imitando las respuestas de sus madres. "No queda otra interpretación -agregó-. Los bebes de madres deprimidas o muy ansiosas, reaccionan más ante los estímulos."

Según esta especialista, las mujeres deprimidas tienden a tener más dificultades para manejar el estrés, lo que llevaba a niveles más elevados de hormonas como el cortisol. Especuló que esos niveles más altos podrían, a su vez, hacer que el bebe en gestación fuera más inquieto.

"Mi hipótesis es que en el curso de la gestación han estado expuestos a niveles más altos de las hormonas del estrés -dijo Monk-. Esto puede hacer que sean más susceptibles a los elementos estresantes en el futuro."

A pesar de que el estrés y la depresión están muy interrelacionados, los investigadores creen que el estrés es el que más afecta el desarrollo prenatal. En un estudio de la doctora Patricia DiPietro, psicóloga de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, las mujeres embarazadas que percibían a sus vidas y en particular a sus embarazos como estresantes tuvieron fetos que fueron más activos ante un test de ultrasonido.

DiPietro encontró que los bebes más activos tendían a ser también más activos cuando cumplían un año de edad, dando evidencia de que los efectos no son pasajeros. Otros estudios en recién nacidos demostraron que tenían menos habilidades para el aprendizaje, respondían menos a la estimulación social y tenían menos habilidad para calmarse ante la agitación.

Lo que comienza en el seno materno persiste en la niñez. En un estudio publicado en el British Journal of Psychiatry, los investigadores pidieron a 7448 mujeres que indicaran su nivel de estrés durante su embarazo y luego les realizaron preguntas sobre la conducta de sus hijos de 4 años. El estudio mostró que los hijos de madres con altos niveles de ansiedad a fines del embarazo tenían más posibilidades de problemas de conducta, sobre todo problemas de atención.

La doctora Vivette Glover, psicobióloga en el Imperial College de Londres y otra de las autoras del estudio, destacó que aunque los niños de madres estresadas tenían mayor riesgo, las tasas de problemas de conducta permanecían siendo bajos.

"Aún con este grupo de mujeres ansiosas, el 90% de los niños no tiene problemas de conducta -aseguró-. Por eso, aunque una mujer sea muy ansiosa sus hijos probablemente estarán bien."

Un tema controvertido

Controlar a las mujeres embarazadas por problemas de salud mental seguramente será muy controvertido. "En términos de salud pública, es muy importante si pudiéramos reducir la incidencia de problemas de conducta al tratar a las mujeres durante el embarazo", afirmó Glover.

Destacó que la terapia cognitiva ha demostrado ser altamente exitosa para tratar a adultos que sufren de ansiedad severa. Algunos científicos, sin embargo, afirman que es prematuro hablar de estos estudios, ya que la investigación es preliminar.

Un estudio de niños de 2 años cuyas madres informaron haber tenido altos niveles de ansiedad durante el embarazo mostró que tenían más habilidades motoras que otros niños cuyas madres no habían estado ansiosas. Algunos expertos afirman que el feto que percibe la ansiedad de la madre puede estar preparándose para entrar a un mundo difícil.

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