15/6/15

Golpe de calor y agua 15-06-15


Cómo prevenir los golpes de calor

Estar al aire libre es saludable, pero un exceso puede provocar un golpe de calor con diferentes grados de gravedad.

Existen medidas sencillas que pueden prevenirlo.

Durante el verano, cuando la población transcurre mucho más tiempo al aire libre, se acrecienta el riesgo de padecer un efecto nocivo a consecuencia del calor.

Las salidas y los juegos a la intemperie en días de alta temperatura y humedad pueden transformarse en un gran riesgo para la salud de los niños y los jóvenes.

Pero también constituyen una población de riesgo, para este problema, los ancianos, las personas con enfermedades crónicas o los que estén transitando una patología, entre otros.

Es necesario, entonces, conocer las implicancias del tema y tomar todas las medidas necesarias para prevenir los episodios.

Las que siguen son las informaciones y precauciones que dio a conocer la Sociedad Argentina de Pediatría, filial Bahía Blanca, subcomisión de Extensión a la Comunidad.

Cuando sube la temperatura, el cuerpo pone en juego diferentes mecanismos:

  • Trata de disipar el calor que genera, a través de la sudoración.
  • Aumenta la circulación de la piel para perder calor mediante la radiación, aunque este mecanismo no es muy útil en los días calurosos.

No obstante, cuando el calor es excesivo, el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y ésta puede elevarse a más de 37 grados por deshidratación, agotamiento del mecanismo natural del sudor y desajuste del centro cerebral que controla la temperatura corporal.

Si esto ocurre, sobreviene el agotamiento por calor y, de persistir, más grave aún, el golpe de calor.

Estar alertas. El agotamiento por calor se manifiesta con diferentes síntomas:

  • Sudoración excesiva.
  • En los bebés puede verse la piel muy irritada por el sudor en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y la zona del pañal.
  • Piel pálida y fresca.
  • Sensación de calor sofocante.
  • Sed intensa y sequedad en la boca.
  • Calambres musculares.
  • Agotamiento, cansancio o debilidad.
  • Dolores de estómago, inapetencia, náuseas o vómitos.
  • olores de cabeza.
  • Irritabilidad que, en los más pequeños, se traduce en un llanto inconsolable.


Cómo actuar Ante la aparición de los citados signos, se debe:


  • Dar de beber al afectado agua fresca y, de ser posible, agua con sal en la proporción una cucharadita por litro.
  • A los lactantes, ofrecerle el pecho con más frecuencia.
  • Trasladarlo a un lugar fresco y ventilado, si es posible, con aire acondicionado frío.
  • Desvestirlo.
  • Ducharlo o mojarle todo el cuerpo con agua fresca.
  • En el caso de un bebé, aquietarlo y ponerlo a descansar.
  • También, consultar al pediatra o al centro de salud más próximo.


Muy preocupante. El golpe de calor, no obstante, puede agravarse. De ahí que sea necesario estar atentos a los siguientes síntomas, porque ameritan la urgente consulta al médico:
  • La temperatura del cuerpo asciende a 39 grados o es mayor, midiéndola en la axila.
  • La piel está roja, caliente y seca, debido al agotamiento de la sudoración.
  • Hay agitación.
  • Se produce un dolor palpitante de cabeza.
  • Aparecen vértigos y desorientación.
  • Puede haber delirios, confusión o pérdida de conocimiento.
  • Son posibles las convulsiones.

Frente a ello, lo importante es seguir los siguientes pasos sin pérdida de tiempo:
  • Llamar sin demora a un servicio de emergencia o trasladar al afectado al centro de salud más próximo.
  • Llevarlo inmediatamente a un lugar fresco y ventilado, si es posible, con aire acondicionado frío.
  • Quitarle las ropas y enfriarlo lo más rápido posible, mojando con agua fría todo el cuerpo.
  • Ofrecerle agua si está consciente.
  • No se le deben administrar medicamentos antifebriles, puesto que no son útiles en esos casos y pueden empeorar al cuadro.
  • No se debe friccionar la piel con alcohol, porque causa intoxicación.


Los más vulnerables. Existen personas en la población que poseen un mayor riesgo de padecer un golpe de calor:

  • Los menores de 5 años y, más aún, los menores de 1 año.
  • Los que padecen enfermedades crónicas, cardíacas, renales, mentales o neurológicas.
  • Los niños con fiebre por otra causa o diarrea.
  • Los niños obesos o desnutridos.
  • Aquellas personas que tienen la piel quemada por el sol.
  • Los jóvenes que usan y abusan de bebidas con alcohol y drogas.

En estos casos, se deben aumentar las medidas de prevención, estar muy alertas para detectar la presencia de estos síntomas y, en este caso o ante la duda, no demorar la consulta médica.


Consejos para la prevención. Como la mayoría de las afecciones, los golpes de calor se pueden prevenir, siguiendo estas pautas en los días de mucho calor:

  • Ofrecer a los niños agua o jugos naturales en forma frecuente sin esperar a que los pidan.
  • Dar el pecho más seguido a los lactantes.
  • No beber bebidas con cafeína o azúcar en exceso.
  • Tampoco, líquidos muy fríos, porque causan dolor de estómago.
  • No ingerir líquidos ni comidas calientes o pesadas.
  • Incorporar sal en mayor cantidad que lo habitual.
  • Bañarse o mojarse todo el cuerpo con frecuencia.
  • Realizar actividades tranquilas y evitar juegos intensos.
  • Evitar transitar y, en el caso de los niños, que jueguen expuestos al sol, menos aún en horario del mediodía o a la tarde temprano.
  • Si se debe transitar necesariamente bajo el sol, usar sombrero de ala ancha, protectores solares (factor 15 o mayor) y hacer frecuentes descansos a la sombra.
  • Procurar permanecer en los lugares más frescos y ventilados.
  • Dentro de la casa, usar ventiladores teniendo en cuenta que no son suficientes para refrescar cuando la temperatura ambiente es muy elevada.
  • De ser posible, estar por momentos en ambientes con aire acondicionado frío, en la casa o en los lugares públicos que los posean.
  • Vestir ropa holgada, liviana, de algodón y de colores claros.
  • En el caso de los niños y bebés, lo mejor es desvestirlos.
  • Nunca permanecer dentro de un vehículo estacionado y cerrado.


Jóvenes y adolescentes, moderación.

Por último, en el caso de esta franja etárea, se recomienda tener los siguientes cuidados:
  • No consumir bebidas con alcohol porque aumentan la temperatura corporal y las pérdidas de líquido. No es conveniente tomar cerveza ante la sed y el calor.
  • Evitar esfuerzos físicos o actividades deportivas exigentes. Es mejor reunirse y charlar con amigos, escuchar música o leer.
  • Ante la sensación de mareos o fatigas, sentarse y descansar.
  • Recordar las recomendaciones generales.
  • Tratar de visitar a los abuelos mayores para ver su estado, teniendo en cuenta que, junto con los más chicos, son muy vulnerables al calor.

A disfrutar del agua sin riesgos

El agua constituye uno de los lugares más frecuentes de accidentes, sobre todo relacionado a la natación en piletas o fuentes de agua naturales, como ríos, mar o lagos.

No obstante, unos pocos centímetros del líquido es todo lo que se necesita para que ocurra un accidente, por lo que también pueden suceder en bañaderas y piletas inflables.

Enseñar a nadar a los niños es muy importante y la edad de inicio recomendada es a partir de los cuatro años. No obstante, esto no significa que estará seguro en el agua.


Estas son algunas reglas como para tener en cuenta si queremos evitar los riesgos:



1.- Para padres

  • Los niños deben tener supervisión visual constante de un adulto responsable que sepa nadar, estar entrenado en la reanimación cardiopulmonar básica (RCP) y la forma de conseguir rápidamente ayuda de emergencia.
  • Se deben enseñar a los niños reglas de seguridad y reforzarlas cada vez que concurran al agua.
  • Enviar a los hijos a piletas seguras.
  • Enseñarles a no usar juguetes inflables ni colchonetas de agua como salvavidas, porque pueden desinflarse y el niño, hundirse.
  • Explicarles el modo de pedir auxilio en caso que vean a alguien con dificultades en el agua: no ingresar, arrojar un elemento de flotación al accidentado y pedir socorro efectivo.
  • Los niños con necesidades especiales tienen un riesgo cuatro veces mayor de sufrir ahogamientos y es necesario intensificar la supervisión.

2.- Para niños
  • No correr.
  • No empujar a otros al agua.
  • No nadar solo.
  • No nadar durante tormentas y/o relámpagos.
  • No sumergirse o bucear, excepto cuando está permitido y supervisado por un adulto.
  • No jugar en el borde de la pileta.
  • Pedir permiso y tener supervisión de un adulto antes de entrar en una pileta privada.


3.- Para adolescentes

  • No realizar "clavados" ni tirarse de cabeza sin asegurarse que la profundidad del agua sea suficiente o sin la capacitación adecuada.
  • No intentar rescatar a alguien a no ser que hayan sido entrenados para ello.
  • No nadar en corrientes de agua sin conocer perfectamente el lugar.
  • En fuentes de agua naturales, respetar las ordenes de precaución o de prohibición de baño.
  • No tomar alcohol antes de nadar.

¿Por qué nos deshidratamos?


Deshidratarse significa perder agua. El 70 por ciento de nuestro cuerpo está compuesto por este vital elemento. Cuando nos empezamos a deshidratar, el agua que primero se elimina es el de las células y esto se manifiesta en la piel: cuando se la pliega, las arrugas quedan marcadas. Luego el organismo comienza a eliminar el agua de la sangre: la frecuencia cardíaca aumenta y desciende la presión arterial. Nos sentimos abatidos, mareados y empieza a aumentar la temperatura corporal. Sobreviene, entonces, la hipertermia y el dolor de cabeza. Finalmente, se deterioran las funciones cerebrales porque al cerebro no llega la suficiente sangre y porque también las neuronas han perdido agua.
  

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