15/7/15

El divorcio puede perjudicar las amistades de los niños y sus puntajes en matemáticas 15-07-15


El divorcio puede perjudicar las amistades de los niños y sus puntajes en matemáticas

Según un estudio, los niños que se rezagan en estas áreas podrían tardar años en nivelarse

Según una investigación reciente, los niños pequeños de padres divorciados no solo son más propensos a sufrir de ansiedad, soledad, baja autoestima y tristeza, sino que también experimentan contratiempos duraderos en las habilidades interpersonales y los puntajes en las pruebas de matemáticas.

El estudio reveló que, en comparación con sus compañeros, los niños no se rezagan en estas áreas durante el período potencialmente problemático previo al divorcio de sus padres. En su lugar, es después de la separación que los niños parecen tener mayores dificultades para arreglárselas.

“Algo sorprendente, los niños de padres divorciados no experimentan contratiempos perjudiciales en el período previo al divorcio”, apuntó el autor del estudio, Hyun Sik Kim, candidato a doctor del departamento de sociología de University of Wisconsin-Madison. “Sin embargo, de la etapa del divorcio en adelante, los niños de padres divorciados se rezagan en los puntajes de las pruebas de matemáticas y en las habilidades sociales interpersonales”.

“Los niños de padres divorciados también muestran un riesgo acentuado de interiorizar conductas problemáticas caracterizadas por la ansiedad, la soledad, la baja autoestima y la tristeza”, comentó Kim.

Si bien los efectos negativos no continúan empeorando varios años después del divorcio, “tampoco hay señales de que los niños de padres divorciados se nivelen con sus contrapartes”, agregó.

El estudio aparece publicado en la edición de junio de American Sociological Review.

En el estudio, Kim analizó cómo las consecuencias del divorcio podrían perjudicar el desarrollo infantil.

Es posible que los niños se estresen por un juego continuo en que los padres se culpan o por conflictos de custodia de menores. Este estrés podría agravarse por la pérdida de la estabilidad cuando un niño debe ir y venir entre hogares diferentes o debe trasladarse a otra región, con lo que pierde el contacto con su red original de amigos.

De hecho, Kim observó un cambio radical en la ubicación de las familias, lo que sugiere que los niños de padres divorciados tenían más probabilidades de cambiar de colegio.

La depresión relacionada con el divorcio de los padres también podría desempeñar una función, al igual que las tensiones económicas cuando los ingresos familiares merman de repente, comentó.

En esta investigación, Kim analizó datos del Estudio Longitudinal de la Primera Infancia (Early Childhood Longitudinal Study) sobre 3,600 niños que entraron al jardín de infantes en el 2008.

A los niños se les dio seguimiento hasta el quinto grado. Durante ese tiempo, Kim comparó a los niños cuyos padres se habían divorciado mientras ellos cursaban el primero, segundo o tercer grado con los niños de matrimonios intactos.

Entre el grupo de los niños de padres divorciados, Kim examinó el desarrollo a lo largo de tres fases: el período “previo al divorcio”, desde el jardín de infantes hasta el primer grado; el “período del divorcio”, desde el primer grado hasta el tercer grado; y el período “posterior al divorcio”, desde el tercer al quinto grado.

Kim halló que mientras el divorcio está en proceso, los niños de primero, segundo y tercer grado experimentan un descenso en los puntajes de las pruebas de matemáticas, que se mantiene firme una vez que el divorcio es definitivo. Las habilidades interpersonales también sufren durante el divorcio, lo que afecta la capacidad de los niños para hacer y mantener amigos, y la capacidad de expresar los sentimientos y las opiniones de forma positiva.

En una nota positiva, sin embargo, Kim halló que los puntajes de lectura se mantienen inalterados, y que los niños no parecen correr un riesgo mayor de “exteriorizar” conductas problemáticas como discutir, pelear o enojarse.

También apuntó algunas limitaciones del estudio, incluido el hecho de que a los niños se les dio seguimiento solo durante dos años después del divorcio.

“Una deducción del estudio es que debe intervenirse lo antes posible cuando se observa que un niño experimenta el divorcio de los padres”, comentó Kim, “porque los hallazgos sugieren que una vez que los niños de padres divorciados sufren efectos perjudiciales, es difícil lograr que se nivelen con los niños de familias intactas”.

Richard E. Lucas, profesor adjunto del departamento de psicología de Michigan State University, comentó que sería necesaria una investigación de más largo plazo para confirmar si con el tiempo desaparecen o no los aparentes contratiempos en las habilidades sociales y matemáticas de los niños.

“Definitivamente, hallamos que los eventos importantes de la vida, como el divorcio, pueden tener un efecto significativo sobre el bienestar de un individuo”, comentó. “De modo que no sorprende que veamos una reacción oportuna entre estos niños”.

“Sin embargo, mientras algunos eventos tienen efectos verdaderamente duraderos que en realidad parecen ser permanentes, otros pueden persistir durante algunos años pero con el tiempo volver al nivel inicial [que existía] antes de que ocurriera el evento”, agregó. “En este caso, sería necesario un estudio de mucho más largo plazo para ver si esta dinámica particular se desenvuelve de esa forma o no”.

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