28/4/06

Hermanos gemelos

Padres y educadores deben potenciar que cada gemelo se sienta único y que tenga la oportunidad de desarrollar su propia personalidad

Existen muchas creencias alrededor de los hermanos gemelos. Se dice que tienen una conexión especial, que viven el dolor del otro como propio y que sus vidas discurren paralelas porque su personalidad también es muy similar, pero ¿hasta qué punto es esto cierto? Especialistas en genética aseguran que el proceso de envejecimiento y la exposición a distintos factores ambientales, como la dieta o el estilo de vida, hacen que los gemelos se vayan diferenciando tanto en el comportamiento como en la susceptibilidad a padecer enfermedades. Un parecido físico casi idéntico y un mismo código genético no son suficientes para determinar la similitud en todos los aspectos de la vida, en la que, por otra parte, les cuesta identificar el significado del ‘yo’ y la separación, en el colegio o como consecuencia de la muerte del otro. ¿Es bueno que cada uno tenga sus propios amigos? ¿Conviene separarles en la escuela? ¿Cómo evitar que sientan envidia del otro? Son algunas de las preguntas más frecuentes que suelen formularse padres y madres de gemelos.


Una conexión especial

Los hermanos gemelos son casi idénticos físicamente y comparten un mismo código genético, que contribuye a que tengan gustos muy parecidos y, en ocasiones, las mismas enfermedades. Es habitual entre ellos la existencia de una sintonía afectiva muy fuerte y su compenetración, a menudo casi total, hace que los padres lleguen a sentirse excluidos de la relación en determinados momentos. Prácticamente, les basta con tenerse el uno al otro. La psicóloga infantil Coks Feenstra, investigadora de este tema y autora de “El gran libro de los gemelos”, considera que entre estos hermanos existe una “conexión especial” y asegura que, “aunque el grado de compenetración no es el mismo entre todos los gemelos, ellos se entienden a la perfección y sienten las penas y las alegrías del otro como algo suyo”.

Para evitar que se encierren en el dúo y fortalecer la relación con sus hijos, resulta muy positivo que los padres organicen actividades a solas con cada uno de los gemelos. Es bueno que mientras el padre va a visitar a los abuelos con uno de los pequeños, la madre acuda al parque a pasear con el otro, por ejemplo. Ellos son la clave de una relación que se vive con mucha intensidad y son quienes deben mediar siempre entre ambos hermanos. “Los padres deben encontrar el equilibrio porque las peleas entre gemelos son muy fuertes, mucho más que entre el resto de los hermanos. También el amor entre ellos es más intenso y, en determinados momentos, el odio o la envidia. Se alegran mucho por los logros del otro, pero también puede ocurrir lo contrario, y es en ese momento cuando los padres deben enseñarles a aceptar sus propios éxitos y fracasos, ayudarles a evitar la rivalidad”.

Según Feenstra, “los gemelos nos enseñan lo mucho que influyen los genes, no sólo en relación a la personalidad, sino también en otros aspectos”. En concreto, reconoce “bastante frecuente” la coincidencia de la muerte de ambos, muy cerca en la fecha y en la causa, aunque esta teoría es cuestionada por una investigación del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en la que se asegura que el envejecimiento y la exposición a distintos factores ambientales -dieta, estilo de vida, tabaco, etc.- hacen que los gemelos monocigóticos, genéticamente idénticos en el momento de nacer, “se vayan diferenciando tanto en el aspecto antropomórfico, el comportamiento o la susceptibilidad a padecer enfermedades”. “En el momento del nacimiento los gemelos monocigóticos son indistinguibles a nivel genético. Sin embargo, a medida que van envejeciendo se van diferenciando más y más en relación a sus diferencias antropomórficas, comportamiento y susceptibilidad a enfermedades. También la diferente exposición a factores ambientales se refleja en los gemelos idénticos”, explica el jefe del Grupo de Epigenética del CNIO, Manel Esteller.

En el plano psicológico, explica la psicóloga que “la muerte del otro es lo peor que les puede pasar, lo más traumático, más impactante incluso que la muerte de sus padres”, y reconoce que, tras la desaparición del hermano, a los gemelos “les cuesta muchísimo rehacer su vida porque viven al otro como una parte suya”. Aunque pueden tener vidas muy bien separadas, el nexo de unión entre estos hermanos es muy fuerte”, insiste.

Fomentar la individualidad

Cuando se tienen hijos gemelos, es muy fácil caer en los tópicos. Vestirles o peinarles de la misma manera, celebrar los cumpleaños con una única tarta y que ambos soplen las mismas velas, comprarles los mismos juguetes... Sin embargo, es muy importante respetar los gustos de cada uno y que la ropa o los regalos se adapten a cada uno de ellos. “A veces, los padres tienden a hacer todo con los dos a la vez y a comportarse de la misma manera con ambos, pero eso es una equivocación, ya que no fomentan su individualidad”, advierte Feenstra.

Es necesario conseguir que cada niño se sienta único y que tenga la oportunidad de desarrollar su propia personalidad, sobre todo, porque resulta muy frecuente cierta posición dominante de un hermano sobre el otro. Esta circunstancia (ser dominante) se da especialmente en el gemelo que nace primero, que coincide que es quien tiene mejor peso y quien ha ocupado un mejor sitio en el útero de la madre. “Cuando se separan -describe la psicóloga- y, por ejemplo, el gemelo que era dominado viaja al extranjero y el otro no, al estar solo se desenvuelve y reacciona igual que el dominante. Ahí se ve cómo tiene las mismas capacidades y características”. No obstante, también puede ocurrir que los gemelos opten por el reparto de roles y que, si los dos son habladores, uno desarrolle más este aspecto cuando se encuentra con amigos comunes y otro, por ejemplo, entre familiares.

Por ello, es muy importante animar a los gemelos a que desarrollen relaciones distintas con personas diferentes, que se adapten a sus gustos e intereses. Además, los psicólogos recomiendan referirse a ellos como dos seres diferentes, con sus propias peculiaridades, puesto que hablarles a la vez, sin una atención individualizada, puede provocarles cierto retraso en el lenguaje. Otros aspectos a tener en cuenta por los padres para ayudarles a desarrollar su propia personalidad son:

  • Evitar referirse a ellos como “los gemelos”. Lo mejor es llamarles por su nombre.
  • Ayudarles a realizar actividades sin su hermano.
  • Facilitarles la práctica de deportes u otras actividades que les interesen.
  • No ponerles un nombre que suene de manera parecida.
  • Que los padres realicen actividades por separado con cada uno de ellos.
  • Evitar que el padre se encargue siempre de uno y la madre de otro.
  • No comparar las notas o los éxitos de ambos.
  • Permitirles que hagan excursiones o vayan a dormir a casa de amigos diferentes.

Hay que tener en cuenta que no es la separación física la que consigue que cada uno de los gemelos siga su camino y se diferencie de su hermano, sino la posibilidad de que ambos establezcan relaciones individuales y dediquen su tiempo libre a lo que realmente les interesa e inquieta.

¿Juntos o separados en la escuela?

En la actualidad, existe la tendencia a separar a los gemelos en la escuela. El miedo a que la dependencia de uno respecto al otro se incremente lleva a una ruptura brusca y a una separación que puede generar estados de ansiedad y un verdadero trauma en los gemelos cuando aún son muy pequeños. La Asociación de Padres de Partos Múltiples de Madrid (Amapamu) recomienda que vayan juntos cuando los gemelos todavía son pequeños y empiecen la guardería”, ya que antes de los tres años desconocen el concepto del ‘yo’. “Si los separamos a los tres años o antes pueden sufrir un trauma porque, en realidad, sería una doble separación, de la madre y del hermano”, confirma Coks Feenstra.

Si no hay motivos para separarles, desde Amapamu aconsejan permitir a los hermanos continuar juntos el curso para que encuentren apoyo en el otro y les resulte más fácil adaptarse a la nueva situación. Aseguran que no existe una base científica que recomiende la separación de los gemelos e insisten en que “separarles de la madre ya es suficiente reto como para separarles también del hermano”.
“No obstante, si uno es muy dominante y arrastra al otro, puede ser una ventaja separarles, así cada uno puede desarrollar su propia fuerza y ser uno mismo”, añaden.

En este sentido, se considera que a los seis años los niños empiezan una nueva etapa y están más preparados para ser separados, aunque esta decisión no debe tomarse a la ligera puesto que, explica Feenstra, “si se llevan bien, se desarrollan bien en el grupo, cada uno tiene sus amigos y no compiten entre ellos, no hay realmente motivo para separarles”. Otra cosa distinta -continúa-, es si se pelean mucho, si compiten, si se encierran mucho en su mundo, porque entonces sí que sería conveniente separarles, pero siempre preparándoles bien, anticipándoles a este cambio y permitiéndoles que entre horas, en el recreo, se visiten. Los gemelos deben sentir permisividad y, sobre todo, comprensión, porque para ellos es muy difícil estar separados, aunque sea conveniente. “Lo idóneo es que se decida en cada caso según las necesidades de los hermanos”, agrega la psicóloga.

En todo caso, cuando los gemelos comparten aula, el profesor puede ayudar a que cada uno realice su propia tarea si les trata como dos personas diferentes.
les anima a juntarse con otros compañeros en los trabajos en grupo y reconoce las capacidades de uno y de otro. Además, desde Amapamu recomiendan a los padres de niños que compartan aula que:

  • Una vez que se reúnan con el profesor hablen de cada hijo por separado durante el tiempo que corresponda a cada niño.
  • Se aseguren de que el profesor trata a los gemelos como dos individuos y no como una unidad.
  • No comparen los trabajos de los hijos y menos delante de ellos, porque eso aumenta la rivalidad.
  • Destaquen los puntos fuertes de cada uno: uno pinta muy bien y el otro sabe sumar mejor.
  • Expliquen a su educador en el colegio las características de cada hijo: sus dependencias, sus peleas, sus rivalidades y su compañerismo.

Por último, si los niños se encuentran en diferentes aulas, los padres deben ser conscientes de que el método de enseñanza de cada profesor es diferente y, por lo tanto, las calificaciones pueden serlo también. De ahí la importancia de evitar de nuevo las comparaciones.

Saludos Cordiales
Dr. José Manuel Ferrer Guerra

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