28/5/06

Madres por obligación no por decisión

A su corta edad, Joselín no sabe aún cómo va a hacer para mantener al hijo que lleva dentro de sí, y que en tan sólo tres meses traerá a este mundo. Su mirada perdida y su inocente rostro de niña delatan tristeza y temor. Pero ella no es la única en esta situación, en los pasillos de La Casa de la Mujer vemos a decenas de jovencitas que acuden diariamente a su chequeo prenatal, y todas ellas tienen algo en común, ninguna llega a los 20 años de edad y todas son madres por obligación y no por decisión.

El cuerpo cansado por el peso de su abdomen, ya de seis meses de gestación, y sus pies hinchados dificultan su caminar hacia el cuarto frío donde le tomarán los datos para hacerle el eco que revelará el sexo del bebé. Confiesa que desea que sea una niña, aunque lo que más le preocupa es su salud, que esté sana.

Mientras espera su turno sentada junto a un grupo de jovencitas, murmura entre dientes que no ha desayunado aún, pues en la casa donde está viviendo temporalmente la comida no alcanza; sin embargo, alza su mirada y deja de pensar en el hambre para imaginar cómo será su hijo.

La protagonista de esta historia sólo es parte de una estadística que apunta, según cifras de la Organización de Naciones Unidas, ONU, que Venezuela es el primer país sudamericano con más embarazos precoces. Actualmente en el mundo hay más de cien millones de jóvenes embarazadas y un poco más de la mitad tiene entre 15 y 19 años. Mientras que en los países en desarrollo la proporción de este grupo tiende a ser elevada, como en Venezuela, que se calcula que la población de adolescentes embarazadas de 10 a 19 años constituye el 22 por ciento de la población actual.

En lo que respecta a Ciudad Guayana, La Casa de la Mujer ha registrado durante el primer semestre de este año, de enero a junio, 51 casos de adolescentes embarazadas, siendo la edad más frecuente entre los 16 y 17 años.

El embarazo en jóvenes, en general, es un evento inesperado, sorpresivo y en la mayoría de los casos no deseado; situación que aunque cambia con el proceso de gestación, mantiene proporciones elevadas hacia el final del embarazo.


Causas del embarazo precoz

Las causas del embarazo en adolescentes están básicamente determinadas por los factores socioculturales. En sectores amplios de la sociedad venezolana, por ejemplo, en la población rural y marginal urbana donde el embarazo temprano es más frecuente, la maternidad forma parte indisoluble de las vidas de las mujeres.




Para la psicóloga Carmen Alicia Jiménez, directora de La Casa de la Mujer, una de las principales causas del embarazo en niñas y adolescentes es la carencia de información sexual en las escuelas y en el hogar. Ella señala que la formación sexual es de suma importancia, sobre todo, el diálogo entre hijos y padres. La falta de información sexual lleva a que las chicas busquen esa información entre las mismas amigas y compañeros, lo que contribuye a incrementar el problema, porque la mayoría de esta información es errada.

Otra de las causas que conduce a un temprano despertar es la curiosidad por saber qué es el sexo. Esto, sumado al desconocimiento del cuerpo, especialmente del aparato reproductor, y la falta de información sobre el uso de anticonceptivos y la presión social, son los principales factores que llevan a una niña a tener un embarazo no deseado, según la especialista.

La pérdida de los valores familiares es otra causa que merece la pena destacar, pues esta realidad impulsa a las adolescentes a buscar refugio, afecto y amor en el sexo contrario, ya que en muchos casos las jóvenes tienen relaciones porque sus parejas las han presionado.


Un testimonio de la triste realidad

A Joselín le cuesta hablar de su embarazo. A cada instante baja la mirada y sus manos sudorosas se ocultan bajo una bata desgastada y sucia. Pero para ella, el haber quedado embarazada responde a otros factores. Nos cuenta que sabía qué eran y cómo se usaban los distintos métodos de control natal, sin embargo no los usó porque no poseía el dinero para comprarlos y su pareja, un joven de 24 años, con posibilidades de comprar preservativos no los usaba porque no le gustaban.

La chica cuenta que el padre del bebé desapareció apenas se enteró que ella estaba embarazada. Es un hombre casado y no quiere que la mujer sepa nada, replica con rabia la niña. Pero esta no es la única consecuencia de este embarazo no deseado. Su familia, al conocer la noticia, también le dio la espalda. Joselín viene de un hogar evangélico y según cuenta, su madre no quiere en casa muchachas inmorales y descarriadas.

Al igual que esta niña, otras tantas que acuden diariamente a La Casa de la Mujer se sienten solas y desprotegidas, por ello esta institución ofrece un servicio de obstetricia que funciona de lunes a viernes, de 7:00 am a 5:00 pm, por un monto de 15.000 bolívares.




Consecuencias

Una de las principales consecuencias de un embarazo precoz, explica la psicóloga Jiménez, son los desórdenes psicológicos que se expresan a través, por ejemplo, del miedo y la sensación de ignorancia que suele acompañar a la adolescente durante su embarazo y al momento del parto.

Cuando las niñas quedan embarazadas, -explica- su identidad como mujer y como madre es imprecisa, teniendo de hecho un rol social de carácter ambiguo, pues debe enfrentar tareas de adulto, mientras aún no ha resuelto los conflictos propios de su edad.

Por otro lado, ya en el seno familiar, la adolescente embarazada por lo general enfrenta una situación inicial de rechazo, que influye directamente y hasta induce un sentimiento de rechazo de la joven madre hacia su bebé, lo cual, obviamente, afecta la relación que ella va a establecer con su hijo, aún mucho antes de su nacimiento.

Si por alguna circunstancia se consolida un matrimonio producto del embarazo, la adolescente va a vivir a la casa de sus padres o suegros, y tal circunstancia requiere de una gran exigencia adaptativa, por no tener un espacio propio para desarrollar su vínculo afectivo y su intimidad con la pareja, que de hecho debe adaptarse al embarazo y a la convivencia con otros familiares, señala la psicóloga.

Por otro lado, la mayoría de las madres no terminan sus estudios y se quedan sumergidas en un estado de dependencia económica, por no saber, en muchos casos, realizar un oficio que le proporcione el dinero suficiente para valerse por sí misma.

Cuando la mujer es demasiado joven, el embarazo deseado o no deseado puede ser peligroso para la madre y el niño. El aborto y las complicaciones en el parto están entre las causas principales de mortalidad de las mujeres menores de 20 años de edad. Incluso en condiciones óptimas, las jóvenes madres, especialmente las que tienen menos de 17 años, tienen mayor probabilidad que las mujeres de alrededor de 20 años de sufrir complicaciones relacionadas con el embarazo y de morir en el parto. El riesgo de muerte puede ser dos a cuatro veces mayor, según el estado de salud y la situación socioeconómica de la mujer.

El embarazo antes de los 20 años también presenta riesgos al bebé de la joven. Los datos de las Encuestas Demográficas y de Salud y de otros estudios muestran que las tasas de mortalidad y morbilidad son más altas entre los bebés de madres jóvenes. Éstas, especialmente las que tienen menos de 15 años, exhiben tasas más altas de trabajo de parto prematuro, aborto espontáneo, muerte prenatal y bajo peso al nacer. Para el lactante que sobrevive, el mayor riesgo de mortalidad persiste durante toda la primera infancia.




Cómo combatir el embarazo precoz

Actualmente, La Casa de la Mujer y el Distrito Sanitario II llevan a cabo programas de prevención del embarazo en adolescentes, realizando charlas en diferentes colegios, liceos e institutos educativos de la zona, con el fin de informar cómo se puede prevenir un embarazo.

Asimismo, los diversos centros educativos han incluido entre sus programas la formación sexual, desde el sexto grado; sin embargo, pareciera que esto no basta, pues las cifras en Venezuela siguen en aumento. Por eso se hace indispensable llevar ese mensaje no sólo a las mujeres, quienes siempre han sido el blanco de las campañas de prevención de embarazo, sino a los jóvenes en general y al hombre en particular, para que asuma una paternidad y sexualidad más responsable.

La sociedad no puede seguir delegando toda la responsabilidad de la crianza de los hijos a la mujer; se hace necesario la presencia del hombre. Esa actitud pasiva y apática del hombre que simplemente huye al conocer que su pareja está embarazada debe acabar, y en la medida en que hombres y mujeres asuman con responsabilidad su sexualidad, en esa mediada existirán menos niños no deseados en el mundo.


Nueve meses de espera

A Joselín sólo le faltan tres meses para ser madre. Por los momentos vive con una amiga en el sector El Triunfo y todavía no sabe qué va a ser de ella y de su bebé. Sólo quiere que sea una niña sana y que el día de mañana no cometa los mismos errores que ella. Su vida nunca será igual, tal vez jamás culmine sus estudios y sus sueños de salir del barrio no se cumplan; pero lo que sí es seguro es que de aquí en adelante será para siempre madre.

http://www.nuevaprensa.com.ve/ver_art.php?cod=19929




Saludos Cordiales

Dr. José Manuel Ferrer Guerra

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