21/3/16

El fin de la adolescencia [21-3-16]


El fin de la adolescencia

El reloj biológico es el único marcador para señalar el fin “oficial” de la adolescencia, ya que existe un cambio súbito y dramático en los hábitos de dormir en los jóvenes alrededor de los 20 años de edad, el cual tiene fuerte impacto en el desempeño escolar y social, de acuerdo con un amplio estudio entre personas de todas las edades.

Till Reonneberg, especialista en cronobiología de la Universidad de Munich, realizó un estudio entre 25 mil voluntarios que proporciona fuerte evidencia sobre un cambio súbito en los hábitos de dormir en los jóvenes adolescentes, quienes duermen muy tarde y, obviamente, les cuesta mucho trabajo levantarse temprano.

Los científicos han señalado tradicionalmente que la pubertad termina cuando se detiene el crecimiento de los huesos, aproximadamente a los 16 años en las mujeres y 17.5 años en los jóvenes.

El inicio también es claro, al comenzar a desarrollarse la maduración del sistema reproductivo. En esa edad, los cambios saltan a la vista.

Pero el final de la adolescencia, un concepto que tiene implicaciones sociales, psicológicas y fisiológicas, nunca había sido bien definido.

El fin del sueño adolescente. Según los hallazgos de Reonneberg, hay una causa biológica que explica cómo los jóvenes, al llegar a los 19.5 años en las mujeres y a los 20.9 en los varones, dejan de dormir tarde y de tener problemas para levantarse por las mañanas.

Este cambio es tan súbito y marcado, que no deja dudas sobre algún factor que rebasa las circunstancias ambientales o conductuales.

Hasta ahora, los padres de los jóvenes adolescentes se quejan de las dificultades para convencer a los adolescentes para acostarse temprano, a pesar de que al otro día cumplan con sus obligaciones escolares y se levanten para ir a la escuela.

Las salidas a la disco, el uso hasta altas horas de la noche de Internet y las eternas llamadas telefónicas con amigos y novias daban hasta ahora explicaciones suficientes para tales hábitos.

Sin embargo, ninguna de estas costumbres dejan de llevarse a cabo cuando se rebasan los 20 años de edad, y los adultos jóvenes duermen temprano y despiertan ídem, revela el estudio.

En algunos casos, la falta de sueño es responsabilizada de bajo rendimiento escolar, irritabilidad, dolores de cabeza e incluso, depresión en los jóvenes.

Pero podría tratarse de algo más complicado que un mal hábito.

Búhos y alondras. Las fases de dormir y vigilia están reguladas por el reloj biológico interno, con ciclos de 24 horas, aunque los tiempos varían de acuerdo a las horas de exposición al Sol en las regiones cercanas a los polos y en el ecuador.

Hay personas que se duermen particularmente temprano y despiertan incluso antes del amanecer, a quienes los investigadores llaman “alondras”. Otras, en cambio, tienden a ser más activos en las noches y duermen hasta tarde por las mañanas. A estos individuos se les clasifica como “búhos”.

Al investigar cómo este “cronotipo” cambia a lo largo de la vida, los investigadores alemanes encontraron este cambio súbito en los jóvenes que dejan la adolescencia, luego de analizar los hábitos de poco más de 25 mil personas entre los 8 y los 90 años de edad.

Con estos datos, localizaron los “puntos medios” en los patrones de sueño en las diferentes edades de cada persona, tomando en cuenta días de descanso y días laborales, cuando levantarse a determinada hora para ir a la escuela o al trabajo es una obligación, más que un hábito.

Los niños tienden a dormir tarde y levantarse tarde, cada vez en mayor grado durante la adolescencia, hasta llegar a los 20 años, cuando se presenta un abrupto cambio de hábito de sueño, para ir progresivamente a dormir temprano.

Al estudiar algunos trastornos mentales —como esquizofrenia y desorden bipolar— y aún problemas con el sueño, como insomnio, se encontró que tales patrones resultan especialmente útiles, ya que no existía evidencia real sobre cambios en los ciclos de sueño en estas edades.

En cambio, estaba muy documentado el hecho de que los adultos mayores de 50 años tienden a dormir cada vez menos, probablemente también por razones biológicas no totalmente dilucidados.
 

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