26/1/06

El complejo de Barbie, amenaza la salud de las niñas

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A los seis años, algunas niñas ya están más preocupadas por su cuerpo y apariencia que por jugar con muñecas. Desde muy pequeñas están inconformes con su cuerpo y reconocen en la delgadez un equivalente de belleza física.

A esa conclusión llegaron las investigadoras australianas Hayley Dohnt y Marika Tiggemann, de la Universidad Flinders, quienes plantean que las niñas desarrollan su deseo de ser flacas durante los primeros años escolares; es decir, entre los seis y siete años. A esa edad, ya tienen la definición y el concepto sobre lo que es una dieta. Estos factores pueden abrir el camino hacia trastornos de la conducta alimentaria, como son la anorexia y la bulimia.

Las niñas que participaron en el estudio observaron siluetas de pequeñas de nueve años y al escoger la más parecida a ellas y la que reflejaba lo que querían ser, la mayoría eligió el retrato de la más delgada.

Según los resultados, publicados en la revista British Journal of Developmental Sychology, 71.5% de las pequeñas aseguró que desea una figura más delgada y 45.7% dijo que utilizaría una dieta si aumentaba de peso.

Los resultados permiten entender la tendencia a la aparición de problemas en la conducta alimentaria en edades más tempranas.

Rosa Behar, del Departamento de Siquiatría de la Universidad de Valparaíso, precisa que detrás de estas patologías hay causas como factores biológicos, culturales y sociales. Tener madres o hermanas que sufrieron o padecen patologías alimentarias o de salud mental predispone a un mayor riesgo de morbilidad.

“En esas familias hay una preocupación mayor, implícita o no, por el peso, la figura y la comida”, dice.

Pares y medios

A lo anterior se suma que en los últimos años ha disminuido la edad de inicio de la maduración sexual, que produce cambios corporales incluso antes de los 10 años.

Sin embargo, el factor sociocultural tiene un peso igual o más importante, agrega Behar, considerando que el riesgo se eleva dentro de sociedades industrializadas y occidentales, en las que la belleza física es sinónimo de delgadez y éxito.

La siquiatra Lilian Urrutia concuerda en eso y se refiere a la influencia mediática. “Las niñas están expuestas a programas de televisión y revistas dirigidos a adolescentes o jóvenes y en los que se vende una imagen errónea de lo que es exitoso. Ellas reciben el mismo mensaje, pero sin ningún filtro ni orientación”. Así, desde pequeñas aprenden a hipervalorizar lo físico.

Otro aspecto determinante es la influencia del grupo. “El periodo en el que comienza la insatisfacción —6 años— coincide con el inicio de la etapa escolar”, cuando interactúan más con otros niños, dice Dohnt.

Las pequeñas pueden crecer rodeadas de modelos e ideas que las hacen más vulnerables a desarrollan un trastorno alimentario en la adolescencia, o incluso antes. Para prevenir que la influencia del medio desencadene en una niña ideas negativas sobre la autoimagen, Behar precisa que es importante que los padres enseñen a sus hijos a soportar y defenderse de burlas y comentarios adversos sobre su figura.

Trastornos alimenticios

Una investigación del Programa de Salud Mental de las Mujeres de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia en Chile, entre 972 alumnas de cinco colegios de Medellín, encontró que a 77% de las adolescentes les aterra la idea de ganar peso; 41% comen desaforadamente y 33% sienten culpa después de comer.

Las expertas Nora Elena Bartolini, médica siquiatra, y Camila Pombo, sicóloga aplican desde hace un año una encuesta en colegios mixtos y femeninos en Colombia para detectar la incidencia de trastornos alimenticios en la región.

Aunque aún no hay conclusiones, las especialistas observan una tendencia: contrario a los promedios mundiales según los cuales entre 1% y 4% de la población de adolescentes puede estar afectada por estos trastornos los resultados muestran que entre 4% y 9% pueden tener ya estos problemas o una altísima predisposición a padecerlos.

Las doctoras sostienen que los delgados ideales de belleza presentados en los medios de comunicación son una causa importante de la distorsión que los niños empiezan a tener de su propia imagen. Recomiendan estar atentos a las señales de alarma y buscar la ayuda de un profesional.

http://estadis.eluniversal.com.mx

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